La profesionalización en los creadores vallartenses
Algo de lo que ha llevado al arte y la cultura en Puerto Vallarta a quedarse dentro de un nivel de folclore, aparte de la nula visión de las autoridades, ha sido la falta de profesionalización en los métodos y la planeación en los proyectos de los creadores
La emoción posterior al ver una pintura para algunos es incomprensible. Aunque en el peor de los casos sería permanecer insensible y con el corazón cerrado. Quien no entiende las causas y efectos de la creación hacen uso de la palabra " arte " muy fácilmente sin identificar el por qué o el cómo sucede el fenómeno.
Saber diferenciar lo que es arte de lo que no es, será un dilema constante para aquel que no tenga la bases para discernir. Esto lo brinda la formación y la información.
La realidad es que algunos divinizamos la palabra " artista ", otros tantos la convierten en ordinaria y de uso cotidiano. En cualquier otra profesión la línea divisoria entre el conocimiento que hay detrás del que ejecuta y las carencias técnicas o conceptuales son muy claras.
Uno reconoce a un médico de un curandero, a un ingeniero de un albañil, pero en el caso del artista pareciera que su cercanía con una mayor cantidad de personajes lo vuelve difícil de diferenciar. El artista profetiza, por ello el loco decide un día asumir su nuevo giro, el artesano domina una técnica generacional y decide un día llamarse artista, el hombre expresivo se acerca a disciplinas para manifestar sus emociones y la gente que se mueve dentro de otra dinámica de percepción del mundo un día le otorga la categoría. Ya bajo ese marco de la palabra, un mago, un grafitero, una famosa de la televisión que mueva la cadera de manera inusual a veces es considerada como productora de eso llamado arte.
Algo de lo que ha llevado al arte y la cultura en Puerto Vallarta a quedarse dentro de un nivel de folclore, aparte de la nula visión de las autoridades, ha sido la falta de profesionalización en los métodos y la planeación en los proyectos de los creadores. Esto en gran parte por la falta de espacios de instrucción que en el mejor de los casos son talleres y espacios independientes. Si la nueva licenciatura en Artes Visuales que se abre en el CUC de la Universidad de Guadalajara se dirige adecuadamente, puede venir a aportar esos valores de los que muchos creadores vallartenses carecen.
Al haber un espacio educativo de donde egresen los jóvenes futuros artistas no sólo aseguramos la posibilidad de una mejor producción de arte local, sino también nos convertiremos en una ciudad más exigente con lo que se planea a nivel gubernamental y en los espacios de exhibición privados.
Malamente en nombre del arte uno puede justificar las carencias formativas pero a la larga esta falta de profesionalización en el método , la planeación y los conceptos, se devuelve a la comunidad en forma de malos dirigentes culturales locales o en el rechazo de proyectos por no tener un sustento real al ser presentados.
Bienvenida sea esta nueva licenciatura.
Arturo Montero
Realizador