Luis Munguía, las malas y las buenas señales
En el comienzo del nuevo gobierno municipal vallartense, incluso antes de comenzar, al presidente municipal y su gente los ha acompañado la incertidumbre, la indecisión y hasta las decepciones. Pero también ha habido aciertos y buenas decisiones
Por Osvaldo Granados
Todo comienzo es positivo, incluyendo el de un gobierno municipal, y más cuando emana de un partido político que nunca ha gobernado como es el Partido Verde Ecologista de México. No obstante, este partido, acomodaticio y pragmático en todo el país, en Puerto Vallarta está lleno de panistas, emecistas y priistas principalmente, y algunos trasnochados morenistas. Pero como las convicciones e idearios políticos hoy en día son lo de menos (tristemente), lo que interesa realmente a quienes forman parte de este partido y los que han sido invitados a algún cargo público, es ejercer el poder y todo lo que eso implica.
LO BUENO
La primera señal positiva de este novel gobierno es la capacidad que tuvo desde campaña de aglutinar personas, perfiles de variadas y distintas fuerzas políticas, principalmente del Movimiento Ciudadano que no comulgaban con Ramón Guerrero “El Mochilas” o Enrique Alfaro; y pocos no eran. Asimismo, de trabajadores del Ayuntamiento morenista que en forma silenciosa apoyaron desde entonces a Luis Munguía y su gente. Aquí pues, la política y la suma de gente se hizo bien, y pesó mas que las bajas de algunos perfiles que también hubo.
Otra buena señal es el apoyo de las cámaras empresariales y por lo tanto de varios empresarios que vieron desde campaña que con el Morena de Vallarta y su candidata, sus inversiones y el municipio en general irían directo al despeñadero. Y por el otro lado, con Ramón Guerrero que desde su campaña desdeñó a este sector, pese a que a nivel estatal Pablo Lemus si con alguien tuvo cercanía fue precisamente con los empresarios de todo el estado incluyendo a los de Puerto Vallarta. Por eso todos deben recordar que el sector empresarial local apoyó abiertamente y votó de manera diferenciada: por el PVEM con Luis Munguía a nivel local, por MC con Pablo Lemus y por el PRI-PAN-PRD con Xóchitl Gálvez.
El punto positivo del apoyo de los empresarios a la causa munguiista (que evidentemente no dan paso sin guarache o sin esperar algún beneficio o negocio a cambio), fue el “préstamo” de camiones recolectores de basura para entrar en acción desde el primer día de gobierno. La problemática de la basura y falta de recolección, exigía entrar en acción desde el primer día. Con los baches, al parecer está siendo la misma historia, afortunadamente.
La comunidad académica y estudiantil local, principalmente la del Centro Universitario de la Costa de la UdeG que aglutina a más de 7 mil miembros entre alumnos, profesores y trabajadores, fue otro factor determinante en la suma de apoyos y que ahora en el gabinete se ve reflejado con varias posiciones. Otros centros educativos, como la UVC (Universidad de la Vera-Cruz), Universidad Vizcaya, Univa o Universidad Arkos, principalmente el sector de profesores y sus familias, también mostraron su apoyo al Patico Verde y sus candidatos. Este sector, el de profesionistas y estudiantes, aunque no es masivo, suele ser “bisagra” para inclinar la balanza e influir hacia las clases populares y clases medias, donde, ahí sí, están masivamente los votos. Esta alianza y suma, sin duda fue y sigue siendo una buena señal con la que llega el gobierno de Luis Munguía.
LO MALO
Pero como no todo es positivo, desgraciadamente, también hay puntos y señales negativas que desde la campaña, y ahora ya entrado el gobierno, salen a relucir y acompañan a esta nueva administración.
En cuanto a las malas señales, hay que decirlo, en primer lugar están las decepciones, que incluso muchos llaman traiciones debido a que no fueron incluidos en algún cargo o puesto previamente acordado o prometido.
Si bien en campaña se suma casi a quien sea y como sea, ya en el gobierno se resta, pero en esta ecuación, el saldo suele ser el que mayores problemas conlleva tanto al gobierno en turno como a los “damnificados” que pensaban o tenían el acuerdo de tener un lugar en la administración municipal. Aquí los decepcionados pueden ser muchos y generalmente se convierten en el semillero de las inconformidades, las críticas negativas y hacen lo que esté a su alcance para vengarse o al menos para que no brille el gobierno en turno. Ejemplos ha habido muchos, y en este gobierno, sin duda ya los hay, pero eso es asunto de otra columna.
Otra mala señal del actual gobierno es la tardanza en anunciar a los directores y jefes de las diversas áreas. Un día después de haber tomado protesta el nuevo Ayuntamiento no fue lo adecuado, y menos que ni siquiera estaba o está completo el anuncio, pues se anunció apenas el 80% de los funcionarios, y el resto, a cuenta gotas ha seguido apareciendo, con anuncio o sin él, pero se sigue dando; incluso ya habido cambios o precisiones del cargo, lo cual habla de la mala organización y planeación, pero sobre todo del desperdicio de cuatro largos meses en los que se pudo y debió avanzar, no solo en la designación, sino en delinear el trabajo a realizar desde el primer día. Y es que, ante la indefinición de los nombramientos, hoy en día algunos directores y jefes anuncian que van a oír (apenas) las necesidades de la población que atenderá la dependencia a su cargo. ¿Pasaron cuatro largos meses desde el triunfo y nada se hizo?
El aspecto religioso que normalmente ha sabido convivir con la política y el gobierno municipal en turno, en este trienio podría ser diferente debido a los perfiles de algunos regidores, pero también de algunos asesores, que sin chistar, exaltan su fe y su creencia religiosa que choca con aspectos de la vida vallartense y su vocación turística y todo lo que esto conlleva, como ser la ciudad mexicana, incluso latinoamericana, que más acoge la diversidad sexual y por lo tanto el turismo LGBTIQ+. Este tema es tan amplio y escabroso, que merece una columna aparte.
Sin duda, debe haber más aspectos o señales negativas de este incipiente gobierno, pero por ahora con estas nos damos para tener presente que lo que mal empieza, mal acaba, y que por el bien de todos esperemos que cada uno de los funcionarios sobresalgan positivamente, porque de lo contrario, habrá muchas voces que consignarán, consignaremos lo contrario.